Llámalo por su nombre

Historias de los que se atrevieron a gritar "libertad" en Cuba


Por Ray Pascual

Jorge y Nadir Perdomo: del café de las 4 al presidio político

Los hermanos Jorge y Nadir Martín Perdomo

Algunas familias se reúnen cada varias semanas, o unas pocas veces al año. En casa de Marta, en San José de las Lajas, había reunión familiar todos los días a las 4 de la tarde. Con la precisión con la que los ingleses más tradicionales toman el té, ellos se reunían a esa hora para tomar café. Y también como en las antiguas tradiciones, pero esta vez cubanas, el momento del café se convertía en tertulia, principalmente entre Jorge y Nadir Perdomo, los dos hijos de Marta, que siempre tenían de qué conversar y qué discutir, ya fuera de fútbol, política o cualquier otra cosa.

Y la casa de Marta no era solo punto de encuentro familiar, sino general. Jorge y Nadir eran una especie de núcleo alrededor del cual se generaban todo tipo de círculos. Cuando había partido de la liga española de fútbol, iban amigos de los alrededores a verlo con los hermanos Perdomo, que colgaban banderas del FC Barcelona y celebraban las victorias de su equipo como suyas propias. Cuando no, iban personas a dar clases de inglés con Nadir o de matemáticas y programación con Jorge. Iban muchos estudiantes de la Cujae, habaneros incluso, en busca de repasos.

En la casa siempre había movimiento, como lo hubo el 11 de julio de 2021 en las calles de San José y de toda Cuba. Los hermanos Perdomo salieron a las calles junto a su pueblo, protestaron pacíficamente junto a cientos de personas, pero lo que les había dado tanta algarabía a sus vidas se les tornó en contra: casi todo el mundo había pasado en algún momento por su casa, casi todo el mundo sabía quiénes eran… Incluidos los policías y agentes de la seguridad del estado.

Desde la sala de la casa de Marta, los hermanos filmaron una directa en la que aseguraban que estaban bajo vigilancia y que, según tenían entendido, iban a tratar de detenerlos y acusarlos de ser los cabecillas de las protestas. Los querían como chivos expiatorios de San José. Y justo eso fue lo que ocurrió.

No solo los acusaron de ser los cabecillas y autores principales del levantamiento popular, también de otras mentiras. Por ejemplo, de haber golpeado a las autoridades, cuando en varios videos puede verse cómo es un policía quien se acerca en medio de las protestas y lo golpea en el rostro a Jorge, a quien sus amigos le piden que deje pasar eso, que lo que quieren los agentes es justo una respuesta agresiva para justificar la disolución violenta de las manifestaciones, y él se tranquiliza y no hace nada.

Al propio Jorge también lo acusaron de atentar contra los símbolos nacionales, supuestamente por haber arrancado una bandera cubana de su hasta y habérsela torcido alrededor del brazo. Para nada importó que no hubiera testigos reales ni pruebas gráficas para sustentar este hecho.

Atentado, desacato y desorden público fueron los cargos principales de los dos hermanos, condenados finalmente a 8 años en el caso de Jorge y 6 en el de Nadir.

Ya la casa de Marta no es igual. Ahora, al as 4 de la tarde, la cocina se llena de un silencio y un vacío dolorosos. Marta hace café de todas formas, pero no están sus hijos para tomarlo y nadie tiene ánimos para hablar de nada.

Greisy, la mujer de Nadir, ha bajado mucho de peso, tiene ojeras y las marcas faciales de la depresión severa que intenta calmar con medicamentos, pero no termina. Posiblemente no terminará hasta que vuelva a dormir una noche con el padre de sus dos hijos, del que se hizo novia a los 16 años y no habían estado separados hasta ahora.

Samir, su hijo menor, es demasiado pequeño para entender qué sucede, pero Salet, la mayor, no, y lucha en la escuela por mantener sus notas a pesar de su evidente falta de concentración. Cuando Nadir salga, ella tendrá 17 años y Asened, hija de Jorgito, que solo tenía 7 cuando encerraron a su padre, tendrá 15 cuando lo liberen. Isolina, la abuela de los hermanos, tiene 89 años y, posiblemente, ya no esté cuando el primero de ellos salga en libertad.

Así se habrán ido la niñez de sus hijos, miembros de su familia, las tradiciones, la felicidad, y solo quedará el cartel en la puerta de la casa de Marta que pide libertad para los hermanos. Marta dice que, si por casualidad ella muriera antes de que sus hijos fueran liberados, en su epitafio deben poner: “Libertad para Jorge y Nadir”, pues esa sería su última causa en vida y, sin dudas, la más importante.

Consulte aquí todos los datos del prisionero político Nadir Martín Perdomo en la lista oficial de Prisoners Defenders: https://lista.prisonersdefenders.org/prisioneros/nadir-martin-perdomo/

Consulte aquí todos los datos del prisionero político Jorge Martín Perdomo en la lista oficial de Prisoners Defenders: https://lista.prisonersdefenders.org/prisioneros/jorge-martin-perdomo/

Esta sección está dirigida por el periodista independiente Ray Pascual.
Prisoners Defenders no se hace responsable de las opiniones vertidas por el autor, quien tiene plena libertad editorial en la elaboración de sus artículos, cuya temática se centra en los presos políticos y sus familias. Si algún lector quisiera reprobar o poner en cuestión la publicación del artículo en razón de su contenido, rogamos nos lo haga saber en el email prensa@prisonersdefenders.org, e inmediatamente procederemos a la revisión y, en caso de proceder, dar cumplida respuesta.

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